sábado, 19 de marzo de 2016

Hoy me enfermé de ganas de verte,
mientras me ahogaba esa fachada de tu recuerdo.
(Tú sabes que yo no miento
cuando se habla de mujeres).

Estaba tan terco y loco de la falta de tu piel,
que tal vez, quizá sin querer,
te encontré hasta en el alcohol.

Intenté en aquel malecón buscar esa moneda;
aquella vieja...
La que rodabas por esos dedos que
sacan el corazón.

La recuerdas? Me recuerdas?

Me creía yo tan fuerte
y te veía tan delicada
que ni por mi cabeza pasaba
lo que iba a suceder.

Que ya no te iba a ver ni a oler esa vainilla.
Ni sentirte en esa silla.
Ni sentirte mi mujer.

Qué puta es esta vida!

Tú siguiendo tan tranquila
y yo tan tuyo seguiré.

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